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jueves, 28 de julio de 2011

La Ciudad

No conozco París, confieso que las noches
me son lo mismo en el mar y en la arena.
A veces me imagino volando sobre las calles 
gritándole al péndulo de la realidad
que me quedé sin aire, pero sigo vivo.
Cuando se apaga la luz de mis ojos
no temo que no vuelva a soplar el día.
Temo que entre un verbo y unas cuantas oraciones 
no llegue nunca a conocer  París.

1 comentario:

  1. María Fernanda Gómez26 de julio de 2015, 16:54

    El miedo es bueno, nos permite saber que queremos y que no queremos, la vida es eso que se nos pasa, mientras tememos.

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