¡Sígueme!

jueves, 26 de abril de 2012

Mimo

"Cabeza de mujer"
Georges Braque





El silencio estático encrespa
el diálogo dibujo de corcheas 
las quejas de cero a infinito
son el cuello de la botella vacía
parece que fluye en la cuidad  
el vicio de inventarme las tristezas.






 

miércoles, 25 de abril de 2012

Despojo

"Ohashi Atake no Yudachi"
Utagawa Hiroshige




Hastío del mismo cuerpo
hoy no tengo números que contar
ni más riñones que me sepan a mentiras
todo  quedó  grabado  desde el inicio
en la madera de mis huellas dactilares.

viernes, 20 de abril de 2012

Miodepsia

 Habiendo tanta humanidad ahí afuera
¿cómo termina uno siendo garabato?

"Composition VIII"
Wassily Kandinsky

miércoles, 18 de abril de 2012

Adopción

"A pair of shoes"
Vincent Van Gogh
Quiero adoptar un kilómetro
de la calle que pisaste,
que retrató tu infancia
a medias luces y velas.
La quiero imaginar en sepia,
cuadriculada, impostergable,
llena de manos intangibles
y nacientes compartidas.     
La pido con vos sentada,
despierta de contrastes,
con mis hombros hambrientos
devorando tu sombra,
acariciando el asfalto
en tu espalda.

domingo, 8 de abril de 2012

Cortos

"El niño y la nube"
Francisco Amiguetti
(grabado)
  

I.  (Vida)
Nazco, crezco y muero
cada segundo
que me tocás y que no.

II. (Viejo)
Grano a grano
se desangra
el tiempo.

III. (Miedo)
Temo que empecé
a dejar las palabras
tiradas en la calle
como muertos.




sábado, 7 de abril de 2012

Entierro

"El Entierro de la Sardina"
Francisco de Goya
I
¿que soy sino lienzo
o piedras y metales raros?
quizá números disfrazados de carne
y huesos derretidos por la costumbre
de no quedarme callado

II
de vez en cuando
noto a las paredes
así de reojo
tratando de escupirme
y tienen tanta razón
en pintarse de dudas

III
y es que me da vergüenza
imaginarme ahí sentado
arrancando la poesía
de las lápidas
solo para darle de comer
a los gusanos

Similitudes

El arraigo, la succión, el hambre,
"El sueño de la razón produce monstruos"
Capricho 1
Francisco de Goya
los dientes, la bilis, las raíces,
la fobia, los naufragios, las lápidas,
las  caras, el vacío, los cordones.
Todos compartimos un trazo en la hoja.















El sueño de la razón  a veces produce monstruos y a veces poemas.

martes, 3 de abril de 2012

Cuento: El otro y la tarde

Era claro: su día sería diferente.
Salió de la oficina a eso de las cinco de la tarde. Caminaba casi sonámbulo, completamente
domesticado por la rutina de los viernes. Miró su reloj... cinco y diez... ya estaba en la acera y sus pies eran dos locomotoras extraviadas.
Se quedó por unos minutos cautivado por la tarde de ese día que lo atrapó con los tintes violetas y las nubes amontonadas que formaban un rostro en su mente. 
De nuevo recordó no tener mucho tiempo y la preocupación por la hora lo volvió a la tierra: cinco y dieciséis -se dijo en voz baja- no me va a dar tiempo. Y siguió avanzando.
Mientras caminaba por el puente se veía a sí mismo en el reflejo del río. Fue justo ahí cuando pudo notar que no estaba solo y para convencerse movió su mano torpemente, como saludando.
Cinco y treinta, ya vas tarde - gritó el otro sin devolver el saludo.
Apresuró un poco el paso.
Las gaviotas se sentaron en los maderos solo para presenciar la persecución, pero no se tomó el tiempo para verlas. Estaba tan nervioso, después de todo este día sí era diferente.
 Cinco y cuarenta y cinco... se va a enojar.
 No le hacían gracia los comentarios, pero esta vez eran acertados.
Corrió y parecía no importarle que lo estuvieran siguiendo. Se detuvo a mirar el reloj, pero una vez más se le adelantó.
Seis y tres.
Ese -pensó- ¿por qué nunca se quedará callado?
Recuperó el aire y continuó corriendo, ahora más rápido que antes. Su mente divagaba en las posibles reacciones, en su ropa toda sudada, en la mesa ya lista, en el perro...
¡Oh zagüate ese!
Sus pies por fin se sintieron aliviados. Ya había llegado.
Entonces volvió su mirada hacia atrás y pudo confirmar su sospecha: el otro lo había alcanzado.
Seis y treinta, y otra vez se te olvidó el vino.
Mierda, le respondió.
Y ambos entraron en la casa