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domingo, 31 de julio de 2011

Historia del Ciclo

Voló la noche en las alas
de un pájaro sin nido.
Mientras marchaba por el horizonte
un árbol cantaba su historia,
en sus ojos brotaban hojas,
hojas tenues como el agua.
Del suelo nacían manos
que buscaban sus talones,
pero voló la noche en su pájaro negro,
y el árbol se hizo semilla.

viernes, 29 de julio de 2011

Medusa

Volverán
los brillantes ojos de la soledad
a devorar la carne y embriagar de frío.
Digo  volverán porque emprendieron
el mismo viaje que realizan las mariposas
antes de ser ellas mismas.
-¿Metamorfosis?.
-Eso.
Volverán con su mirada de hierro,
con su punzante cobardía que envenena
el vino y el alimento de la mente.
-Exageras.
-No, no hay más exuberancia en mis palabras
que en sus devastadores efectos,
volverán -eso lo aseguro-,
y la noche no tendrá más negro.
Ni nubes el cielo, ni nada.
-¿Romanticismo a estas alturas?
-A la mierda Bécquer y sus golondrinas.
Ya vendrán esos ojos,
ya vendrá la piedra
a apoderarse de las aves,
los corazones y cupidos.
Y entonces quedará sólo la estatua
de lo que solía ser un alma.

jueves, 28 de julio de 2011

La Ciudad

No conozco París, confieso que las noches
me son lo mismo en el mar y en la arena.
A veces me imagino volando sobre las calles 
gritándole al péndulo de la realidad
que me quedé sin aire, pero sigo vivo.
Cuando se apaga la luz de mis ojos
no temo que no vuelva a soplar el día.
Temo que entre un verbo y unas cuantas oraciones 
no llegue nunca a conocer  París.

miércoles, 27 de julio de 2011

Cuento: Bajo la Lluvia


Bajo la Lluvia

Es más fácil obtener lo que se desea
con una sonrisa que con la punta
de la espada.”

William Shakespeare.
 

Empezaba a llover. Era una noche de luna llena que iluminaba por completo la calle. El viento se encargaba de portar de niebla y frío a la familiar escena.
Como si se tratara de una persecución se escuchaban pasos  rápidos y  ligeros  de una persona que corría desesperadamente bajo la lluvia. Miraba hacia todos los edificios que se encontraban a la orilla de la calle, tratando de identificarlo. Todos los establecimientos estaban cerrados, parecía que se acercaba una tormenta y ya era bastante tarde.
Por fin lo divisó, entre una vieja panadería y una maltratada casa de adobe se encontraba lo que estaba buscando: un antiguo edificio de dos pisos con una gran puerta de un café muy oscuro. Se detuvo ante ella mientras las lágrimas invadían  su rostro. Se trataba de una hermosa joven de pelo negro y largo,  que indudablemente se encontraba en una gran tristeza. La muchacha tocó la puerta, y espero por una respuesta. Sin embargo aquél  edificio no ofreció ninguna. Su corazón se aceleraba, en su mente comenzaron a brotar los miles de recuerdos que no hacían mas que atravesar su ánimo como una espada. Recordó una vez más escuchar su voz. Se concentró en este su último recuerdo mientras tocaba la puerta por última vez.
La tormenta había llegado, en su rostro ya no se podían distinguir las lágrimas y las cataratas de agua del cielo que la atravesaban, con la cabeza baja y un hueco en su alma caminó unos cuantos pasos. Llegó hasta donde sus pies lo permitieron, ya no tenía fuerzas para continuar y cayó.
 ….
Desperté sudando frío. Todo aquello había sido un sueño, la mujer, los edificios, aquella calle tan familiar. Casi involuntariamente me asomé por entre las cortinas de mi  ventana. Era de noche, llovía. Aunque mi apartamento estaba justo enfrente de la calle, no había ningún ruido, probablemente por  la hora. Sin embargo algo me había  despertado. La lluvia golpeaba con fuerza el asfalto,  el viento arrasaba contra el techo de la casa del al lado. Una verdadera tormenta.
Miré hacia los lados de la cuadra, justo en la esquina estaba una joven sentada debajo de una lámpara, con las manos en su rostro húmedo y pálido. Me asusté; aquella mujer con su delicado cabello marchito por el frío de la lluvia, que se iluminaba de forma  intermitente por el brillo de los relámpagos de aquella tormenta, era la misma que había visto en mi sueño.
Sentía una enorme curiosidad, solamente comparada con la sensación de miedo que me producía esa escena. No podía creerlo. Me levanté de mi cama, atravesé rápidamente mi cuarto hasta llegar al baño. Lavé mi cara con el pensamiento de que mi mente sólo estaba completando el sueño que acababa de tener, imaginando cosas. Volví a asomarme por la ventana y… ¡Ahí estaba, era real!
Entonces lo comprendí todo, baje las escaleras, corrí desesperadamente hacia la puerta de mi apartamento. Una vez  afuera, la tormenta desapareció para mí. Lo único que mis sentidos percibían en ese momento era la joven  sentada, que al verme dirigirme hacia ella se puso de pie.
Aquellos 100 metros se me hicieron eternos, el tiempo parecía detenerse con cada paso que daba. Por fin la tuve  de frente, al verme sus grandes ojos  dejaron entonces de emanar lágrimas. Me miraba fijamente, me tomó de la mano mientras una gran sonrisa aparecía en su rostro.
-Te estaba esperando-dijo-. Pensé que nunca despertarías.

lunes, 25 de julio de 2011

Cena...

En la mesa hay copas que respiran.
Velas cubiertas de polvo,
hambrientas de fuego,
de letras aladas.
Hay manecillas de reloj que golpean
la puerta de carne y hueso
en un latido recurrente.
Y un cuerpo que absorbe la sangre
que brota del fondo del olvido.

domingo, 24 de julio de 2011

Metalurgia

I.
Tengo frío
por llenar de cobre
mis venas.

II.
Aunque trague
sal y pimienta,
día y noche,
no dejarán de triturarme
los plateados colmillos
de mis huesos.

III.
No duele la espada
que traspasa mis sentidos.
Simplemente me repugna
el olor  desgastado
de mis engranes.

IV.
Es tan eléctrico,
tan contradictorio
ser una máquina
y a la vez un hombre.

sábado, 23 de julio de 2011

El Nombre

Postrados en un asiento
de polvo
borramos los colores
de una pintura
de Picasso.
Hicimos un pacto
para conservar nuestra memoria
en una quimera de palabras
sin identidad.
Nuestras manos cerraron
el trato.
Y un beso lo condenó
a una fantasma
eternidad.

miércoles, 20 de julio de 2011

Inevitable

No me tienta el salto             
hacia el acantilado
del destino.

Pero caeré...
eso es seguro.

Haiku: Inseparable

Escalofriante
lago de las verdades...
¡Des-Inúndame!

lunes, 18 de julio de 2011

Espíritu del Viento

Desciendes en una palabra
ángel envuelto en vida
con manos de paz que palpitan
el largo sueño de mi piel.
Tus alas vibran
con la fuerza de dos truenos
revoloteando contra el frío
de mi cuerpo.
Tu voz casi mágica
decodifica la cerradura de un baúl
en mi pecho,
cubierto de ese herrumbre
propio del olvido.
Desatas con sólo una mirada
un verdadero mar de fuego
tan vivo como mi sangre,
que me consume  en letal danza
de cazador con su presa.
Como beso de la muerte,
en un enigmático vuelo
de sólo dos pasajeros
robas de un golpe certero
mi aliento.

sábado, 16 de julio de 2011

Gravedad

Se desploma el telón
ante la impotencia.
Cierra por siempre
el espectáculo.

Muere exhausto
el actor de la obra
que florecía en el desierto,
y saciaba la sed hecha
universo.

Cae todo el peso
de mil años
en una frágil noche
que no resiste,
como puente de paja,
o muro de polvo.

Que no hable el silencio.
Que no se atreva a convocar
al destino.
       ("Uno, dos y hasta tres
         -quizás más- fueron
        los presagios de pájaros negros.")
¡Porque no!
No hay más hoy
ni más mañana.

jueves, 14 de julio de 2011

Cuento: El regreso de Henry y Anastasio.

Las luces  estaban apagadas, era algo extraño dada la hora. El salón estaba vacío, frío, casi como si alguien hubiera muerto. Grandes  cortinas rojas llenaban por completo aquél sitio. En el centro yacía  un banco de madera añejada y sobre él una figura cuya sombra, a pesar de la poca luz que había en el lugar, se asemejaba a un niño.

Este niño estaba vestido de una manera algo peculiar, como sacado de una caricatura infantil. Sus zapatos eran negros relucientes. Llevaba un traje entero, bastante formal para la ocasión, del mismo color que sus zapatos y una pequeña corbata que combinaba muy bien con su corta edad.

Aquél sitio parecía una pintura. Las cortinas estaban quietas, delante del niño, congeladas en el tiempo a pesar de la brisa que se asomaba por las ventanas entreabiertas. El niño permanecía sentado en aquél banco, como pensativo. Sus ojos se mantenían fijos, viendo siempre hacia el frente como contemplando esa gran muralla roja de tela.

Un ruido seco, de puerta cerrando de golpe, se escuchó. Mientras las luces del salón encendían por completo, iluminando de especial manera el lugar en que se encontraba el niño y el banco.

– Hola amigo, tiempo sin verte –se escuchó  una voz saliendo de los labios envejecidos de un hombre, dirigida hacia el niño.

Este  hombre vestía de forma bastante diferente al niño: un pantalón verde que le quedaba un poco corto dejando ver su arrugada piel, calcetines blancos con coloridas figuras y una camisa que, como si esa fuera la intensión, parecía creada precisamente para un niño.

Hubo silencio una vez más mientras el hombre miraba al niño esperando por una respuesta.

–Hola, Henry ¿como estas? –por fin contestó el niño.
–Muy bien amigo. Espero que estés listo para hoy. Pero qué cosas digo ¡Claro que estamos listos!

Apenas terminaba Henry de decir estas palabras cuando, como si se encontraran en una salvaje selva, una multitud de voces y ruidos se escucharon de pronto en el salón, como si cientos de almas estuvieran ingresando a aquél lugar.

–No tengas miedo amigo –esta vez el viejo Henry parecía hablar con sí  mismo–. En unos minutos comenzará.

Efectivamente, fue sólo cuestión de veinte minutos para que aquello diera comienzo. Una suave melodía  empezó a escucharse mientras las grandes cortinas comenzaban lentamente a abrirse revelando, ante una  gran cantidad de miradas expectantes, al niño sentado en el banco y a Henry que se mantenía de pie a su lado.

Como si fuera su hijo, Henry levantó al muchacho quién, para su edad y estatura, era mucho más liviano de lo esperado y lo colocó sobre su regazo al mismo tiempo que se sentaba en el banco. Al niño no pareció incomodarle para nada el súbito cambio de posición. Por un momento volvió a reinar el silencio, las miradas permanecían fijas ahora en Henry mientras otro hombre se aparecía entonces en la escena.

–Damas y caballeros, niños y niñas. Con ustedes lo que tanto han esperado: Henry el ventrílocuo y su amigo el muñeco Anastasio.

miércoles, 13 de julio de 2011

Marioneta

Tengo hilos atados
a mi alma.

Mi boca dejó de sembrar
mis propias palabras.
Ahora cosecho una voz
en otra tierra.

Mis pies y manos bailaban
con la rebeldía del viento.
Ahora tengo raíces
controlando mis huesos.

Congruente de Viento

Algún día dejará
esta cabeza
de girar
en el mismo sentido
tomando decisiones
ligeras,
erradas,
a la diestra
de tus palabras.
Tal vez  entonces,
logre la brisa
desvanecer
las vacías calles
que conforman
en esta mente
tu recuerdo.

lunes, 11 de julio de 2011

Cáncer


Aún respiro
esta distancia
que habita de polvo
               mis pulmones.
             

Reforestando el alma



Arranco
de la caja hueca de la memoria,
un entierro destilante de sujetos
                               y predicados.
Palabras calvas promisorias de paraíso,
portadoras de desierto y hambruna.

Un cuerpo de sangre azul se asoma.
Muerto a fría guillotina de mentiras.
Desangrado a prosa de olvidos puñales.

Devuelvo 
el crimen sin castigo,
destruyendo el arma de papel
                             en pedazos.

Sembrada en la escena blanca se renueva
la semilla agonizante
                                  del alma.

sábado, 9 de julio de 2011

Narcosis de Noche


I.
Habló la noche
voces de viento.
Espinosas lágrimas que nacían
de su boca.

II.
Par de ojos grises,
duermen a veces en su costado
Cuenta-cuentos sonámbulos
deshilachando el pasado,
que gotea y sangra.

III.
Relámpagos alados
atravesaban su pecho.
En muerte súbita...
¡Amanecía!

viernes, 8 de julio de 2011

Congruente de Fuego


Dónde oculta la distancia,
esa obstinada odisea
de ser un par sólo de uno.
Si aún las frías raíces
buscan ciegas, desesperadas
la tierra,
dime agua eterna,
cómo apagar esta llamarada
de soles congelados
y muertos...

miércoles, 6 de julio de 2011

Zeitgeist Addendum


Siguiendo con esto de la crítica social, traigo una película - documental producida por Peter Joseph en el 2008.
Zeitgeist Addedum es sólo uno en los capítulos de la serie del movimiento "The Zeitgeist Movement" que es "una organización de defensa de la sostenibilidad que lleva a cabo el activismo de base comunitaria y acciones de sensibilización a través de una red de capítulos global / regional, proyectos de equipo , eventos anuales, medios de comunicación y obras de caridad..." y que se enfoca en el reconocimiento de problemas sociales como la corrupción, la pobreza, la guerra, el hambre, entre muchos, y define estas situaciones como "síntomas" nacidos de una estructura social anticuada.

Zeitgeist Addendum busca crear conciencia, abrir un poco la mente y más alla de algunas teorías conspiratorias que podrían parecer descabelladas, busca dejar un mensaje y de alguna forma cambiar el mundo.




lunes, 4 de julio de 2011

Huracán

El viento devora el techo del pobre.
No basta con agachar la mirada
para devolver el martillo
a quién ya  construye futuro.
Sangre brota de la injustica,
de manos que dan pero no tienen,
como si el agua sólo naciera
en mansión de afortunados.

Y el hombre que ya no sueña,
es porque piensa en el pan de mañana.
Huracán by jefg89

domingo, 3 de julio de 2011

El hombre que espera (Cuento)

El hombre que espera...
Comenzaba a anochecer en la ciudad. Las luces de las casas y edificios empezaban a iluminar, como luciérnagas en una pradera, las ya vacías calles. Esta, la noche del 12 de julio, era particularmente fría. Una suerte de lluvia amenazaba con abalanzarse contra los árboles del Parque Central. A lo lejos, en una banqueta iluminada por una luz tenue e intermitente de lámpara, se encontraba un hombre con la cabeza baja. El viento golpeaba contra su ánimo. No parecía estar de muy buen humor, quizás era por el nudo en su garganta, o tal vez por las dos noches que llevaba sin moverse en ese mismo sitio.
El hombre se llamaba Rodrigo Martínez, pero para él eso ya había perdido importancia; no tenía hambre, ya habría mucho tiempo luego para comer. No tenía sed. Parecía que la noche lo había convertido en una estatua y sin embargo ahí estaba exhalando aún con dificultad, mientras el vaho producto del frío salía de su boca. Se encontraba solo, acompañado nada más que por una hoja de periódico del día anterior (que a su suerte le servía de cobija ante una noche tan helada) y una carta que mantenía aferrada a su mano, más por reflejo que por propia voluntad. Rodrigo tenía un trabajo, era abogado, al juzgar por su traje que inútilmente permanecía aún con él y su tenaz, pero con toda razón ya extinto, deseo de defender a los demás. Sin embargo, ni su nombre ni su trabajo podían sacarlo de la pena en que se encontraba.
La noche avanzaba y el hombre permanecía inerte en la banqueta. De vez en cuando, con un aire de impotencia y melancolía en su mirada, abría su mano para contemplar aquella carta que había recibo hace poco. Como todas y cada una de las veces que la veía, una lágrima nacía en sus ojos y bajaba por su pálido y herido rostro mientras con voz alta leía, como tratando de revivir para alguien más, esas ya difuntas palabras:
“Mi amor, se que llevo mucho tiempo lejos pero al fin en dos días regreso. Espérame en el mismo lugar de siempre. Te extraño”
08-07 AGZ
Al terminar la dolorosa nota, como una daga en su corazón, lo invadía de nuevo el recuerdo de ese día. Nadie podría describir el sentimiento del hombre al enterarse de esta gran noticia. Había estado esperando ese momento por casi un año y, aunque la carta tardó un día en llegar, estaba más cerca que nunca. Su espera terminaría.
Recordó que al amanecer salió de su casa y le pareció la mañana más brillante de todas. Ese era el día, su día. Y mientras caminaba se sintió el hombre más feliz. Una leve brisa jugaba con los árboles y él pensaba en el encuentro que intensamente había añorado, disponiéndose entonces a terminar los últimos 50 metros que lo separaban de su destino, de aquél lugar que tanto solía visitar hace casi un año y había sido testigo y cómplice de innumerables alegrías, cuando por fin a la distancia... la vio. Ella se dirigía, al igual que él, hacia el lugar pactado.
Recordó sentir que el corazón se salía imbatible de su pecho, sus pasos se hacían cada vez más largos y rápidos, su mundo pareció congelarse en una silueta caminante y...
Justo en esta parte del recuerdo algo bloqueó la mente del hombre, había un agujero en su memoria, un vacío negro y escalofriante que no conseguía descifrar. Lo siguiente que logró recordar quedaría grabado en él para siempre: despertarse en una desolada banqueta, con una inexplicable sensación en su pecho, una carta en su bolsillo y la imagen de una hoja de periódico, que recogió del suelo con un desgarrador miedo y que presintiendo lo que decía pero deseando con todas sus fuerzas estar equivocado, leyó:
Una vez más un conductor ebrio acaba con la vida de una persona inocente, una fresca juventud y una promisoria carrera acaba por una irresponsabilidad. Descansa en paz el abogado del pueblo Rodrigo Martínez”
Jeferson González Gómez

sábado, 2 de julio de 2011

Intocable


Te escondes debajo de una piedra
para que el ruido no te moje
los talones.
¡Como si el sol fuera a derretir
tus ojos!
Refugiada
en un mar de dolor y miedo.
Conservas el resto enflaquecido
de tus fuerzas
destrozadas por las manos,
los gritos
y los golpes.


Tal vez no pueda expresar en este poema el dolor, la angustia, la desesperación y todo el sufrimiento que puede sentir una mujer bajo agresión de cualquier tipo, me disculpo por mis versos faltos expresión ante algo tan doloroso pero me uno al dolor de alguien que pasó o este pasando por algo así, un hombre que golpea a una mujer no es un hombre sino una bestia. Por favor, no más agresión.