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lunes, 18 de julio de 2011

Espíritu del Viento

Desciendes en una palabra
ángel envuelto en vida
con manos de paz que palpitan
el largo sueño de mi piel.
Tus alas vibran
con la fuerza de dos truenos
revoloteando contra el frío
de mi cuerpo.
Tu voz casi mágica
decodifica la cerradura de un baúl
en mi pecho,
cubierto de ese herrumbre
propio del olvido.
Desatas con sólo una mirada
un verdadero mar de fuego
tan vivo como mi sangre,
que me consume  en letal danza
de cazador con su presa.
Como beso de la muerte,
en un enigmático vuelo
de sólo dos pasajeros
robas de un golpe certero
mi aliento.

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