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sábado, 17 de agosto de 2013

A Magnolia

Con vos suelo inventarme conversaciones; no sé si estas palabras me las dejó rodar el viento por tus oídos, es decir que no sé si esto lo dijiste vos en alguna carta insensible o si yo te hago un nombre a veces  del legítimo barro de tu soledad y de la mía. ¡Oh Magnolia! ¿Hasta cuándo?

Hace dos días recordé un día cualquiera de nuestra danza por el mundo: aceras, aceras enteramente rayadas con nuestro andar entusiasmado, un cielo que oscilaba en caricias terrestres y de la montaña, ¡oh Magnolia!, de la montaña se veía bajar un dios beso revolcando árboles incrédulos, espantando las aves de los días rutinariamente nublados... pero claro, nombrar los recuerdos es, formalmente, hacer un mal teatro (¡con lo mucho que disfrutábamos el teatro!). Y ahora,  nada es más cierto que este silencio, Magnolia, vos lo sabés. Confesemos al menos que aquí  hay una ausencia: vos.

2 comentarios:

  1. Amé el final :) gracias por linkear (se escribe así? ja) mi blog.. Nos leemos!
    Saludos

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    1. Jaja ni idea! Un gusto, me gusta mucho su blog, gracias por pasar y comentar :D
      Saludos

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