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sábado, 31 de enero de 2015

Diario de la casualidad de casi llamarse Jeff

 
Here are two Jeff. Pick one.
R.S 
 
Me acuesto. Me dibujo esa sonrisa que tanto te gustaba
                            ¿te acordás?
Sólo que ahora es más leve y tiembla como un pájaro
que acaba de caerse del nido. Está bien, no es una sonrisa,
es una canción como esas que ponen cuando muere
                          alguien importante
sólo que no es el caso

Me toco. Me llevo los ojos al asco.
                   
                     (Nunca tendrás a quién regalar un pájaro)

Me levanto de nuevo, doy dos vueltas a la misma cuadra
                ¿Qué era el sentido?
El sentido era cuando arrancábamos los labios del amor

Ni siquiera es de noche. No puedo usar la excusa
         del dolor de corazón, etcétera.
El cuerpo, el maldito cuerpo tiene la energía
                                                                  de un sol de maratón
Nada. Quiero decirte algo.
Aquí hay dos Jeff, amor. Elegí uno.
Este de acá es el  que escribe los poemas que leías
cuando los leías de pura congoja. 
Tiene las venas calientes, 
como cuando decís
                   no quiero más problemas con vos.

Este otro Jeff es un nene de 5 años
que no sabe pedir perdón nunca
y trata de compararse con el pajarito que acaba de caerse del nido.

Me vengo cayendo, amor. 
Nadie me enseñó a volar con la herida abierta.
El frío es el amor dejando el cuerpo. Aquí están los dos Jeff.
                                                                                Elegí uno

1 comentario:

  1. María Fernanda Gómez26 de julio de 2015, 16:34

    Nadie me enseñó a volar con la herida abierta.

    Creo que todos vamos con nuestras heridas abiertas, la poesía, trata de curar esa herida fundamental, como bien dice tu autora favorita.

    Gracias por ayudarme a tratar de curar mis heridas también...

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