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lunes, 31 de agosto de 2015

Una escena

Your name like a song I sing to myself.
R. Siken

Pará un momento, dejame decirte algo sobre el amor.

Vos jugás con tu nombre como una niña pequeña 
que recién aprendió a mentir,
enmascarás el dolor con el dolor, como un teatro donde nos interpretamos, 
donde nos hacemos un Romeo y una Julieta 
que no saben nada (los cuerpos nunca saben nada) del dolor.

El amor me tiene gris, constante.
Creo en el amor como una vela, como cuando mirás  al sol 
para quemarte un poquito los ojos.
Vos sabés de los ojos que se van cerrando en mí 
 como una minúscula, de cuerpo o crucifixión.

Vos abrís esas manos como una promesa de todo lo que brilla,
 como si la luz nos poseyera por una vida,
 y aquí, iluminados, en la mano abierta, nos dejáramos morir.

 La muerte, corazón, es una joya que nos enterraron desde el inicio,
y sin embargo, no nos dijeron que hay cosas que solo se aman con la luz.

Estamos grises en medio del amor, amor

Vos tocas otra piel como un ritual
(Somos lo sagrado en el cuerpo que toca otro cuerpo,
 en el dolor que toca otro dolor).
 
Pará un momento, esto que es memoria está tibio 
y padece  como sangre. 
 Vos recordás, 
                    resumís, 
lo que era el beso que no se ha dado nunca.
Pará un momento, 
                                            dejame soltarme de mí,
                   ponerme el color que más te gusta,
 para que la herida sea menos horrible,
                             para que tu voz no se quiebre en vano
 cuando el amor  decida tomarnos por sorpresa.


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