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lunes, 15 de abril de 2013

Insomnio


Es una verdad de tragedia:
la noche comienza con alguien
muerto en alguna parte.

Decir miedo, acariciarlo
apresar el silencio en el armario
como un monstruo terriblemente mío.

Decir vacío, tragármelo
abrazar la cama sola, sola
la oscuridad redonda de los años
el esqueleto propio tocando puertas
besando madres
¡por dios!

(Toco la madera de mi niñez rodante
del milagro aéreo de nacer callado
de unos ojos enormemente  llenos
totales hasta el alma de marrones soledades)

Los párpados de látigo me delatan
decir sueño, ver el reloj 
sacándome segundos de la bolsa
sentir las dos de la mañana
con lengua de dromedario y esfinges.

(A dónde me llevan estas manos 
estas grietas dactilares como uñas)

Es madrugada de irónicas constelaciones
de gallos como rifles desalmandos
venganza
La noche acaba con su propia muerte

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