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domingo, 23 de octubre de 2011

En Silencio



 Para Andrés el mejor amigo de un hombre no era ningún animal sino su propia sombra. Él solía sentarse en un sofá y su amiga siempre lo acompañaba. Tomaban whisky juntos. Andrés hablaba y su sombra parecía entenderlo a la perfección. 
Tal vez por eso fue que ella no hizo nada para detenerlo aquella noche. Tal vez fue por eso que no lo juzgó con desaprobación  ni protestó por la docena  de  pastillas, sólo se quedó callada. Esa misma noche, fue tan grande  su amistad  que Andrés no quiso irse  solo y al apagar la luz, descansaron juntos para siempre.



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