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lunes, 19 de septiembre de 2011

Caminar

Me acuesto con una daga en la frente
que escupe sal y letras.
Los días se hacen polvo
en la palma seca de mi mano.
La noche se me derrite,
es una paloma de cera en llamas.
Yo no quiero los pies
para ensuciarlos con recuerdos
sino para beberme la tierra
paso a paso.