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domingo, 14 de agosto de 2011

Gea

Mi sombra se despedazó en el suelo,
formando aviones de papel en mis pies.
El piso se derritió y el aire me supo a sequía.
Lejos quedó el caparazón de piel,
mi esencia descalza inundó el universo.
Los ríos llevaban paz en sus espaldas,
las piedras comían nubes de silencio.
De la tierra nacían palabras sin espinas,
y bebí de ellas para ser otra vez humano.

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