por la misma ruta:
los mismos árboles
y las mismas venas.
Se fueron
uno a uno
siguiendo la danza
de las agujas segunderas.
Son caracoles invisibles
que dejaron su rastro
en la piel.
Cada uno
cargando sus heridas
en los brazos
Y simplemente
salieron huyendo
por los mismos árboles
y las mismas venas
de mi espalda.
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