de la arena que cae
de las manos del mundo
(de mi propia mano y de la de todos)
seré un poco más ese
que transpira libertad en gaviotas
que no nace de la tierra
sino de todos los lugares.
Playa Esterillos. Puntarenas, Costa Rica. |
Cuando llegue el día en que mis dedos
vuelvan a ser el polvo
que una vez viajó por el cielo
alimentando arboles enfermos,
volveré a habitar mis pulmones
con un aire limpio y verde.
Entonces, en el día en que nazca
de mis propios huesos,
nadie deberá llorar por un rostro muerto
sino esparcir al universo
el fuego renacido
de mi sangre.
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