He aquí mi nombre aderezado
en mesas de larga muerte
Pequeños dioses los hombres
le han amedrentado
le han dejado la cicatriz más profunda
de la ausencia
Pasos eléctricos en calles, en horas,
en hábitos de pueblos despoblados
Pasos grises que no conocen mi nombre
(mi esencia es esta carne tirada como parto)
los he escuchado todos,
los he sufrido todos.
Arriba está el silencio,
abajo está el silencio.
El día se me equilibra hacia la noche
voy dejando los ojos en cualquier muerto,
en cada segundo al que pueda vaciársele el alma
Voy putrefacto, voy charco, acera
esta es mi humanidad,
este rodar por batallas perdidas,
por terrotorios donde el hambre fusila
donde inundan dientes y llagas
Esta es la humanidad del mundo
un nombre lamiendo el frio en la ventana
He aquí el espanto circulando
por cuerpos adormecidos
por niños de lastre
(Aquí también falta un niño,
uno que deambula solo desde siempre)
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