el látigo de amargura
que domina las espaldas solas.
Arriba, más allá globo humano
está un poeta resignado.
La piedra cada vez más torpe
se parte en dos contra un cráneo
(es aún más torpe este silencio)
Cantinas, cantinas llenas de dioses fatigados
de arrebatos, de pandemias,
de motores que mueven al mundo
garganta por garganta
(es más montaña esta garganta, más desierto).
Abajo la lombriz, la cal, el silicio viejo
abajo se baila cuando el hambre toca puertas
secuestra infantes, pudre cadáveres gloriosos.
Alto
(va pasando un esqueleto
con carcajadas de muerte)